1 mayo, 2024

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Nueva Era

EU improvisa albergue migrante con cartones y acceso limitado a baños en aeropuerto de Chicago

Detrás de una pesada cortina negra en uno de los aeropuertos más concurridos de EU, duermen sobre cartones los migrantes.

CHICAGO, Illinois.- Oculta tras una pesada cortina negra en uno de los aeropuertos con más concurrencia en los Estados Unidos está el improvisado albergue con el que Chicago da respuesta a la creciente población de solicitantes de asilo que llegan a bordo de un avión.

Cientos de migrantes, desde bebés hasta ancianos, viven dentro de un centro de autobuses de enlace en la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional O’Hare. Duermen sobre cartones en el piso y comparten los baños del puerto aéreo. Una firma privada monitorea sus movimientos.

Improvisan albergues en Chicago con cartones para dormir

Al igual que Nueva York y otras ciudades, Chicago enfrenta apuros para albergar a solicitantes de asilo, trasladando lentamente a la gente de espacios temporales a albergues y, en un futuro cercano, carpas. Pero el hecho de que Chicago esté utilizando aeropuertos es inusual, algo que ha sido rechazado en otras partes, y deja ver la respuesta desordenada de la ciudad a la crisis. La práctica también ha generado preocupación en torno a la seguridad y el trato que se les da a personas que huyen de la violencia y la pobreza.

“Se suponía que sería un lugar de uso temporal”, dijo Vianney Marzullo, una de las pocas voluntarias en O’Hare.

Es muy preocupante. No es sólo un asunto de seguridad, sino un asunto de seguridad pública”.

Algunos migrantes permanecen en O’Hare durante semanas, y luego son trasladados a cuarteles de policía o logran ingresar a los pocos albergues disponibles. En unas semanas, Chicago planea colocar carpas diseñadas especialmente para capear el invierno, algo que Nueva York ya ha hecho.

Hasta 500 migrantes han vivido al mismo tiempo en el improvisado albergue

Hasta 500 personas han vivido en O’Hare simultáneamente en un espacio bastante más pequeño que una manzana de ciudad, rodeadas por una cortina cerrada con grapas. Sus movimientos son monitoreados por una compañía privada, cuyo personal controla quién ingresa y quién sale de la cortina.

Las enfermedades se propagan rápidamente. La empresa proporciona primeros auxilios limitados y llama a ambulancias si se requieren. Un equipo de médicos voluntarios hizo una visita en el verano.

Chicago ofrece comidas, pero sólo a horas específicas, y muchos de los alimentos son desconocidos para los recién llegados. Aunque los migrantes que se encuentran más cerca del centro de la ciudad tienen acceso a una sólida red de voluntarios, los donativos de alimentos y ropa en O’Hare son limitados, debido a temores por la seguridad del aeropuerto.

La mayoría de los 14 mil migrantes que han llegado a Chicago el año pasado venían de Texas, en gran medida por órdenes del gobernador republicano Greg Abbott.

A medida que llegaban más migrantes, los servicios municipales se vieron puestos a prueba. Las autoridades se hallaron en apuros para encontrar soluciones de vivienda a más largo plazo, y dijeron que la ciudad necesitaba más ayuda del gobierno estatal y del federal. El alcalde Brandon Johnson asumió el puesto en mayo y ha propuesto instalar carpas.

Muchos de los migrantes provienen de Venezuela, donde una crisis política, social y económica en la última década ha provocado que millones de personas caigan en la pobreza. Al menos 7,3 millones se han ido del país, muchas de ellas en una ruta riesgosa y a menudo angustiosa en dirección a Estados Unidos.